Digamos que, por fin, nos hemos decidido y hemos comprado esa botella de whisky fantástico que andábamos buscando. Claro, al recibirla, no podemos esperar para degustar esa maravilla y buscamos un vaso. ¿Qué tenemos por aquí? Normalmente, el vaso que iba de regalo con aquel whisky que compré un día… muy probablemente se trata de un vaso redondo o cuadrado, con boca ancha, bajo y robusto.
Después de verter ese néctar dulce de color ámbar, elevamos el vaso de cristal a la nariz y luego ... ¿? ... y luego, nada. O tal vez muy poco, si hay algo, aunque lo empujemos hacia las aletas nasales. Eso es porque el vaso bajo (o ‘lowball’, o como lo quieran llamar) es apropiado para algunos de los grandes cócteles clásicos. Sin embargo, no ensalza el aroma del whisky que está brillando y girando en la parte inferior. Los lados rectos y la gran abertura dejan escapar el aroma y por lo tanto, la esencia, dejándonos con el aspecto de un perro de caza olisqueando por la parte superior de la copa, para recoger lo que se pueda.
La nariz es sabia
La nariz humana es de gran alcance. Si bien podemos degustar 4-5 sabores básicos (incluyendo ‘umami’), nuestro sentido del olfato puede detectar 30 o más. Además de eso, la interacción entre oler y degustar un whisky hace que la experiencia sea mucho más completa que la cata sola. Existen whiskies que te invitan a oler su aroma durante 10 minutos antes de tomar un sorbo. La ‘nariz’ de un whisky puede ser cautivadora, recordemos que en inglés, a cata de whisky, lo llaman ‘whisky nosing and tasting’.
El olfato se convierte en una gran parte de la diversión a la hora de disfrutar de un buen whisky. Con el fin de obtener el máximo provecho él, necesitaremos las herramientas adecuadas para ese trabajo.
Quizás insisto demasiado en esto, pero si realmente deseamos explorar ese whisky en profundidad, entonces deberemos hacer una pequeña inversión en una buena copa. Empezaremos con la copa de cata.
La copa o copita, con forma de tulipán y que pueda contener una cantidad de líquido de unos 2 cl. es considerada la ideal para catas. Esta forma permite arremolinar o agitar el whisky con facilidad, liberando sus aromas. La abertura más pequeña, hace que los aromas se concentren y se puedan experimentar más fácilmente. Además esa estrechez en la boca, facilita la retención de los vapores del alcohol. Opción interesante: Una vez se vierte el whisky, se tapa con el sombrero y se deja reposar por cinco minutos antes de olerlo. Este sombrero es apto para todos los modelos disponibles aquí.
La copa Glencairn ha sido ampliamente adoptada por la industria del whisky escocés. Tiene más forma de vaso que de copa en sí, pero con una abertura más pequeña, ideal para oler. La robusta base gruesa proporciona un pie perfecto para sostener firmemente la copa o dejarla descansar sobre una mesa. Es una copa especial, agradable y robusta. Hay quien prefiere las de tallo alto, ya que con éstas no se corre el riesgo de calentar el whisky demasiado con las manos. En general, esta es una excelente opción, y probablemente la más popular entre los entusiastas.
La copa Glenmorangie guarda una similitud con la copa de cata, pero con una abertura algo más ancha y es un poquito más pequeña en capacidad de contenido, sólo un cl. menos. Tiene una forma más delicada y elegante quizás. Se suele acompañar con el sombrero para retener los aromas del whisky antes de su degustación.
Es cuestión de ir probando las diferentes opciones, que son las más utilizadas por los profesionales y amantes del buen whisky, a precios asequibles, sin necesidad de invertir en grandes marcas. Es interesante incluso, tener un par de cada, para comparar y escoger la definitiva para cada estilo de whisky. La copa adecuada permitirá una apreciación más completa y una evaluación de todo lo que el whisky tiene que ofrecer. Es educativo, divertido, e incluso hace que sea más fácil determinar lo que te gusta (o no).
Entonces, ¿cuál es tu copa de whisky favorita?
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